Por el cielo surca, esta noche de otoño, el carro plateado de Selene: la hermana del Sol y de la Aurora. Luna blanca creciente en esta noche suave y limpia.
Su devoto pastor y amante, regalado con el don de la eterna juventud y el sueño eterno, sólo despierta cuando Selene, esa bella y joven luna, se acerca con su carro a la caverna del monte Latmos. Y así, casi todas las noches del mundo, el interior de la cueva se tiñe de plata con reflejos de Cupido eternamente enamorado…
Muy bello, ¿me permites compartirlo?
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Por supuesto que si. Muchas gracias por tus comentarios 🙂
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