Equinocio de otoño, de luz y de color.
Tardes cortas de noviembre con cielos que se tiñen de colores turquesas. El sol se oculta en medio del valle y el frío hace caminos hacia dentro: se hace intensamente presente en medio de vapores y del silencio en los valles deshabitados.
Las noches le ganan el tiempo a los días y por el este, tímidamente, va apareciendo el majestuoso gigante Orión, muerto por la picadura del gran escorpión y convertido en una de las constelaciones más maravillosas del hemisferio norte.
Detrás del valle
Lleva el sol sus sonrisas
Luz de noviembre