Cielo, nubes, árboles y roca. Todo acaba reflejado en la laguna verde. Me giro y recorro con la mirada este año anciano que se aparta despacio. Tantas efemérides perdidas que ya no tienen un lugar donde sedimentarse. Cierro los ojos, aspiro el aire lentamente y me dilato hasta encontrar la divisoria entre el gozo y la felicidad. Me tumbo, descanso y sueño.
Tampoco era tan difícil, pienso ahora mientras admiro los reflejos sobre el agua. Sólo hay que dejarse llevar por la melodía que nace desde el centro: escucharla, comprenderla, adornarla con trinos si acaso, aunque no hace falta, pues no dejan de ser simples ornamentos. Y luego… Luego sólo hay que levantarse y seguir otro trecho, teniendo muy claro cual es el punto donde nacen y se expanden todos nuestros reflejos.
Feliz Navidad! 🙂
Rafa.
Buena entrada y preciosa foto. Feliz añito nuevo! 🌟
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Muchas gracias 🙂 Igualmente. Te deseo un muy feliz año nuevo
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