Hubo un tiempo en que las grandes naves que surcaban los océanos tenían por compañeras a las estrellas: las llamadas estrellas náuticas, que eran aquellas cuyo brillo destacaba como propio y refulgente. Siempre estaban ahí, cooperando con el sextante para encontrar la posición y con ella las rutas y caminos en la mar.
Al-dabarān, la estrella más brillante del gran toro de invierno, juega cada noche a perseguir a las Siete Hermanas. Ellas se divierten, pues pese a los grandes esfuerzos que realiza, siempre les separa un abismo infranqueable.
Esta noche Aldebarán encontró una nueva compañera de viajes y juegos: el carro de Selene o la bella luna blanca.
Corre la estrella
pretendiendo la Luna
Noche de invierno
La luna tan misteriosa como inspiradora 🙂
https://mamendentrodemi.wordpress.com/2015/09/04/no-me-preguntes-como/
Abrazos d luz..
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Muchas gracias 🙂
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