Soy el Mundo, que albergando un Universo enorme y variado, enraíza en la tierra húmeda y fértil. Soy la vida que patalea hasta la extenuación; el trueno que rompe los silencios de la noche, cuando los destellos se han fundido en su oscuridad; la lluvia fuerte; el viento enamorado y el fuego que arde lentamente para no agotar su alimento.

También soy la ola que rompe contra la escollera, (la piedra dura) estallando con mil formas de espuma blanca, azul y violeta. Soy la voz del tiempo que vive creando sinfonías eternas, que me sostienen en estos momentos tan difíciles. Soy la brizna de hierba y la diminuta flor que aguarda y persevera en la esperanza de que te acerques y me mires un instante: el suficiente para poder seguir aquí otro siglo más, manteniendo siempre viva esa llama que guía mi camino entre la niebla.

No podré plegar el tiempo ¡Claro que no! Pero podré esperarte aquí, si me sostienes de tanto en tanto, con las certezas de un futuro que ha de construirse estrictamente a base de verdad y de presente… Esa es la gran fuerza que me ata a la tierra ¡A tu tierra! Porque es justamente esa tierra la que yo más amo y quiero.