Dicen que el amor es la fuerza más imponente del universo. Y sí, es cierto… Yo lo he visto con mis propios ojos y lo he sentido como lo siente un recién nacido en el regazo de su madre.

He visto al amor horadando el granito más duro que puedas imaginar. Y como si fuera de mantequilla, crear profundas gargantas que se adentran en el abismo de la tierra; allí donde se pierden todos los horizontes.

He visto al amor sacudir las grandes montañas y hacer rodar ladera abajo sus piedras más orgullosas y enormes; como si fueran molinillos de algodón disgregados por la brisa.

También lo he visto pintando arcos de colores en el cielo, cuando éste se desgañita con sus llantos y sus truenos. He visto como el sol disfruta atravesando las nubes con sus rayos y creando sobre los prados cuadros jamás pintados por el hombre. Y eso; eso también es amor.

He visto al amor calmando tempestades en el océano profundo, donde el azul ultramar alcanza brillos inesperados. Las olas enormes le ceden el paso, se aquietan y acaban sonriendo: confiando sus cuerpos hacia un estado sereno.

El visto al amor rugir y aullar con el viento, levantando enormes conos de arena en el desierto. Y como si fuera una fiesta, abandonarlos a su suerte en suave caída de copos brillantes y dorados, como luciérnagas en la media noche…

Por eso, cuando te encuentre… Cuando nos encontremos, quisiera llevarte conmigo allá a lo alto: donde la nieve es suave como el terciopelo de damasco y donde la música jamás rompe su canto. Desde ahí arriba el amor es visible en todos sus ángulos.

Y te enseñaré como aúlla el viento cuando viaja enamorado; como acaricia el agua del arroyo en un cálido verano; lo suave y mullido de los musgos besando tu torso y las caricias que pintan de color tu piel y también mis ojos.

Y seremos océano abrazando nuestros cuerpos agitados; arcoíris rojizo en la neblina; viento que gime y ríe formando remolinos de espumas. Seremos como el eco profundo de los bosques y malezas; montaña que tiembla, ruge y se desmorona con serena confianza. Seremos dos y seremos uno… Y al finalizar la tarde, entre nuestras miradas naranjas y mil risas, habré finalmente entendido que lo que dicen es cierto ¡¡¡que el amor es la fuerza más imponente del universo entero!!!  Porque serás tú, finalmente tú, quien me lo habrá revelado.