Hoy quiero ser esa flor que ayer anunciaba la primavera: el pétalo blanco que se deja acariciar por la brisa y el diminuto polen surcando el aire y regalando vida. También seré la rama que sustenta las diminutas y nuevas hojas de todos los árboles: todas ellas con su manto verde, brillante y vivo.

Y como la flor, pasaré mis días escuchando a la cigüeña, en tanto que alimento mariposas y también a las abejas que han de venir de sus colmenas… Sé que llegarán susurrando tu nombre junto al mío, y como la primavera, los colores de tu sonrisa llenarán los huecos que fue dejando aquel invierno cerrado y largo como mil sueños y un siglo.

Me dejaré llevar por tus manos allá donde brota ese universo de sonrisas y miradas. Morada abierta que expresa el deseo de unos besos jugando a ser versos consonantes y sinceros… Todo rima y encaja en este momento, cuando la cigüeña aposenta su vuelo difuminando la mirada en el horizonte lejano y sereno. Y así, como el riachuelo de laderas suaves, la primavera nos sigue fluyendo.